Sentir la niebla
como un felino
que se mueve
sigiloso en la ezquina de la casa,
gato montéz al
asecho,
la tristeza de hace
tiempo
aparece de estar
escondida en los simientes,
para elevarse de
pronto, ingrávida
hasta la pequeña
esperanza, la sola esperanza
de decirte lo que
esperabas,
y morir.
Gélida niebla
Su espina de humo,
extasiada
se curva en el
aliento de los transeúntes,
invierte la ciudad
en un fantasma,
y a ti....
en una lágrima
callada.
Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.