Este diciembre es
otro extraño que llega por primera vez como el año pasado,
con patrullas de
emregencia y su tela de hielo en los patios.
Al otoño lo hechó
de la casa, se ha ido a un país donde todos tienen hambre y comen
rocas de peces en una lata.
¿Quiénes son
todos? Todos son unos cuantos en el muro de lamentaciones, se
desnudan de brazos al árbol.
La claridad parece
tierna posada en la pared de las casas.
Diciembre está solo
como hace once meses, solo como ayer, como cuando se marchó el otoño
sin palabras. La única nota de despedida que dejo, fue la hojarasca.
La leí todos los días por semanas en el patio, hasta un día que
regrese a casa del trabajo y ya no había hojas. Alguien había
limpiado, alguien había organizado, alguien había barrido y tirado
el otoño a la basura.
Es diciembre y es
indudable el invierno Es tan raro este mes, tan primitivo, qué
digo...tan civilizado. Voy a salir de compras metida en mi abrigo. No
me alcanzará el viento.
Espero encontrarte
uno de estos diciembres para tomar café, sin prisas.
Beatriz Osornio
Morales. Imagen de Joan Miró.