sábado, 12 de noviembre de 2016

REMATA-DOS



Resultado de imagen para ella y el

        Odio que mi mamá trabaje aquí. ¿Te imaginas a tu madre trabajando en la misma prepa a donde tu vas? Es una bomba, lo digo por experiencia. A penas oigo su voz en los pasillos, o en las áreas comunes y pienso que se está quejando sobre mí, algo he hecho mal, porque no importa cuanto trate de hacer las cosas bien, siempre las hago mal en su opinión, mi mamá odia a su hijo.

        Hoy en la clase de inglés, estaba yo trabajando en el esquema de mi ensayo, el proyecto que empezamos ayer, la maestra nos dejo salir a algunos estudiantes y a mi a trabajar en las mesas del hall, estaba todo muy tranquilo, de repente oí la voz de mi mamá y la voz de Ms. Morrison, la maestra de Historia. La sangre se me subió a la cara. Seguro le estaba preguntando o reclamando sobre mis últimas calificaciones. De por sí, ayer me decomisó el carro y ahora esto...

        Madison que me conoce desde que ibamos en cuarto de primaria, solo tiene que mirarme para saber lo que ocurre, pero siempre la defiende, no sé si porque es mujer, o es parte de esa forma positiva de ver la vida que la hace una buena deportista. Juega voleiball y su equipo está haciendo un buen trabajo, han ganado la mayoría de los partidos, pero Madison aun siente nervios antes de cada partido, y tiene que psicologiarse con ideas positivas. Una de las ideas que me llama la atención de ella, es la de que el voleiball es también cuestión de aplicar la psicologia, para adivinar o estudiar la estrategia de los otros equipos y así jugar cada partido y lograr mejores resultados. Por ese lado, me gusta su forma positiva de ver la vida, ojalá yo pudiese aplicar su filosofía. Pero ella no sabe lo que es que su mamá trabaje en la misma preparatoria, e interfiera en todo lo que hace. Si supiera, seguro entendería cuando se me pone la cara roja al escuchar la voz de mamá, si supiera que estoy a punto de explotar quizá se ahorraría esa jugada:


        “Tal vez lo merecías, cariño” me dice en una voz bajita y melosa, sin levantar la vista de sus notas, como si en lugar de querer amonestarme quisiera acariciarme la espalda o la nuca. Cualquier arranque de furia se desarma con esa dulzura de voz, que coincide con la cara pálida, el pelo claro, la figura fina y alargada de Madison. ¡Qué clavada!


Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.

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