Las uñas arrancadas al cuerpo de la mujer que hallaron en un claro
del bosque, cerca de una población remota a la capital, encontraban
finalmente su lugar de origen.
Seis meses atrás, habían sido depositadas en un plastico dentro de
un estuche y enviadas a la comisaría por un muchacho desconocido,
quien tras dejarlas en la entrada con una nota perfectamente bien
escrita, se echó a la fuga antes de que pudieran ver en qué
dirección. El caso fue delegado al recién nombrado detective,
Rubio. Había demostrado iniciativa y potencial en campo de
investigación, bajo el mando del inspector Portales, con quien había
realizado sus entrenamientos de cadete en la academía hacía más de
una década. El caso del feminicidio, fue apenas el segundo caso
asignado en el que Luis estaría a cargo. El primero había sido un
asalto a mano armada, el cual resolvió prontamente con exito.
La mañana que le entregarón el estuche con las uñas, lo mandó de
inmediato a los laboratorios de la capital para determinar el ADN, si
es que en efecto fuesen uñas humanas y no algo prefabricado. Los
resultados determinaron que las uñas eran humanas, de eso no cabía
duda, estaban pintadas de rojo y en la parte posterior conservaban
aun restos de piel humana. Pero no se encontraron records de ninguna
mujer reportada recientemente como desaparecida en los archivos de la
población, quizá se tratáse de alguien de otro lugar. Los datos
fueron regresados a los archivos estatales.
Mientras esperaban resultados de los archivos públicos de la
capital, en busca del ADN que coincidiera con el de las uñas, algo
aun más inedito sucedió: Un cuidador de la reserva natural en la
que se encuentra el zoológico, recibió de manos de un niño
indigente conocido por ser sordo mudo, un extraño paquete. El
cuidador de la reserva se impactó al descubrir el escalofriante
contenido: Se trataba de un juego de uñas de mujer, casi identicas
en color y tamaño al del primer feminicidio. De inmediato dio aviso
a las autoridades, a quienes entregó el ominoso paquete.
(Continuará)
B.O.M.