sábado, 8 de noviembre de 2014



COSAS DE DIARIO

Es irritante que en los diarios, la persona obligada a narrar los hechos es siempre yo, un yo real y recurrente a lo largo de las fechas. Esta particularidad lo convierte (al diario) en un compendio de disertaciones subjetivas del individuo, a menos que se pruebe la presencia de  fundamentos objetivos, lugares, documentos y personas reales,  un proceso mediante el cual se ha llegado a un razonamiento que no solamente proyecta el interior de un individuo, sino que se trata de una parte de la realidad común.

La forma particular de ver un suceso y narrarlo de forma personal, tiene su encanto, de hecho, muchos prefieren leer algo con toque personalizado, íntimo, a leer algo general e impersonal. Lo irritante es el yoyeo que limita la forma y deja poco espacio para eventualidades imaginarias.

En seguida describiré al personaje que ha venido narrando este diario desde finales del año 2013. Se trata nada más ni nada menos que de una mujer pequeña con figura libresca, de tez moreno claro al que ella prefiere llamar, el color del caramelo. A las personas blancas les gusta esta expresión. Nuestra protagonista ha tenido el pelo corto desde el verano pasado, cambia tono de tinte según el corte, ahora lo tiene color caoba oscuro, lo cual aclara un poco la complexión de su cara y sus ojos cafés enmarcados por el pelo lacio en flequillo. Muchos le han dicho que sus ojos  tienen la coloración del café. Lo que sea de cada quien, nuestra heroína,  llamemos le Brenda para anclarnos en el nombre como punto de referencia, sabe mantener la figura, y no se mata haciendo ejercicio. Su autodisciplina es lo suficientemente seria para ver también por una buena alimentación, a consecuencia, su apariencia física es saludable. Sonríe poco, aunque sonríe más de lo que es consciente. 

Le incomoda sentirse atractiva. A esta mujer recién entrada en la edad media, le interesan primordialmente, la vida en cualquiera de sus formas, los libros,la filosofía individual y la consciencia social, al parecer, los puntos contrastantes del ser humano. No se considera particularmente moral, puede aventurarse en acciones que ante la moral serían inmorales, como seducir a un hombre desconocido en una noche de copas, por decir algo. La única moral que reconoce ante cualquier otra, es el derecho a la vida. Creció en un ambiente religioso, pero de considerarse una persona con fe, vive la religión de manera poco ortodoxa. Para ella la religión es un medio, no un fin.

Con frecuencia se convierte en su propio juez y hace un juicio donde ella toma el banquillo de los acusados.  Le funciona como ejercicio de revisión de sus actitudes más recientes, algunas llegan a complacerla y otras le son motivo de protesta. Su protesta más recurrente ha sido la falta de entusiasmo para finalizar algún proyecto, o escribir continuamente sin saltarse fechas en el diario, pase lo que pase, sin dar paso a la dispersión de sus ideas, lo cual llevaría a formularse la pregunta de si algunos escritores famosos llegan a tener momentos en los que les falta la inclinación a escribir, y si es así, cómo lo superan. Ella atribuye esto a que  quizá el tema no es lo suficientemente fascinante, pero es que acaso ¿no es el escritor el que es capaz de convertir cualquier tema en algo fascinante? También esta entrada es acto de protesta.

Cuando no es juez, Brenda es su mejor amiga. Ha declarado en presencia de conocidos que si no trata de entenderse ella misma ¿quién lo hará?


En teoría, es defensora del juego como una necesidad ancestral de los humanos, en práctica, su tendencia al movimiento físico, consiste más en un baile o caminata que le propicia un grado de placer mayor al grado de esfuerzo físico que requiera su actividad. Si el esfuerzo es extenuante el placer se pierde, lo cual convertiría la experiencia en un acto de masoquismo.
Esto me recuerda a mí misma, en un acontecimiento ocurrido el 3 de julio de este año. 


Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.

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