A
veces la vida se confabula con realidades creadas en latitudes insospechadas
quizá.
Mientras
veo la película El Artista, ganadora del Oscar 2012, soy consciente de los
efectos de lo que ocurre alrededor, aquí y ahora.
Aquí
la gente hoy no abrió las ventanas por temor a la severidad del huracán, a pesar de no ser tan dura como la habían
venido prediciendo los del equipo meteorológico. Se trata solo de lluvia y algo de viento, no hay por qué
alarmarse, pero claro que esto puede
variar dependiendo del lugar y eso es lo que a todos nos preocupa.
Nosotros
sí abrimos las ventanas, y miramos a través de ellas como peces que miran el
océano desde una pecera. Lamentándonos por aquellos que han tenido menos suerte
que nosotros. Los noticieros hablan de que a New York está por llegar lo peor
del huracán Sandy. Explican las medidas que se están tomando, como cerrar el
metro. Las medidas parecen extremas pero sería fatal que éste sufriera inundaciones.
Siento escalofríos de imaginar.
Es
de noche y llueve, llueve en la película también. El drama comedia musical francés, trata el
fracaso de la última película silente en la industria cinematográfica. Era
1931. A la noche de estreno asistieron solo unos cuantos espectadores.
El
actor protagonista, habiendo sido despedido (porque para entonces la gente
quiere ver caras nuevas que hablen) de los estudios de grabación donde había
logrado grandes éxitos previamente, decide aventurarse en su propia producción,
una película silente titulada “Tears fo Love” donde nuestro actor, produce a la
vez que actúa.
El fracaso se repite y nuestro protagonista se
aleja del cine derrotado en medio de la lluvia. Llega a casa para enterarse de
que su mujer también lo ha abandonado. Allí empieza la espiral de la verdadera
caída existencial, que vendrá tras no
estar preparado para los momentos de cambio. La transición de la historia que
la sociedad demanda, estos cambios que van sucediendo de manera podría decirse,
casual, como la joven actriz que no sería actriz de no haber tirado
accidentalmente su bolso cerca del artista, mientras en sus momentos de fama le
hacían una serie de fotografías y
entrevistas, él la descubre asombrado cuando ella recoge el
bolso, y ella con la excusa de estar muy
cerca besa con gran admiración al artista
que entonces era. La escena queda eternizada en una fotografía. Su intrépida acción habría animado a la
muchacha a visitar los estudios de producción con solo la esperanza de volver a
encontrarse con George, el gran artista. Casualmente en la actual producción
hay un llamado para tres jóvenes que puedan bailar. Ella se deja llevar más por
la curiosidad de finalmente entrar a un estudio de grabación que por otra cosa,
pero ya estando allí es elegida para el
papel.
Para
entonces se están empezando a producir películas con sonido, donde ella toma
primero, pequeños papeles, hasta convertirse en la actriz sensación del
momento. Su éxito coincide con la caída del cine mudo.
El
viento se hace escuchar por encima de la música de la película, con ello me
vuelve un poco la preocupación del huracán, pero pronto retomo la trama de las
imágenes en la pantalla, y así, con ello, la música retoma prioridad en mis
emociones.
El
artista intenta ¿suicidarse? Intento fallido,
está muy grave. La joven sensación que ha estado enamorada de él desde aquel
encuentro fortuito en la sesión de fotografías, viene a verlo. Ella quiere
estar con él. Lo intentan pero él no
puede soportar ¿su éxito o, su fracaso?
no lo sé; se aleja y aislado piensa en darse un tiro. Ella lo sigue hasta el
final. Llega a tiempo y después de mucho lo convence de que hay algo que
podrían hacer juntos, bailar tap en pareja. Con esto logran establecer un nuevo
estilo de arte, son contratados para filmaciones de musicales, y así parece que
la película nos brinda un final feliz, el cual a veces se agradece después de
tanta tensión emocional.
Este
huracán tiene algo de bestial, más que de fenómeno natural, se hace cada vez
más implacable. Solo su misma fuerza lo aplacará en su momento. Cuánto tiempo
más podremos resistir esa ferocidad.
Solo
deseo que resista la casa y no se vaya por allí volando con las hojas. Sigo
pensando el final feliz.
Beatriz Osornio Morales, IMAGEN tomada de la red.