Mi ventana esta muy triste de ver
que tu casa
desapareció sin rumbo,
y pensar que estuvo
allí todo el tiempo
ignorada por muchos
otoños,
sumida en esa
soledad de los desconocidos.
No pienses que
nadie te extraña…
te extraña mi
ventana como a una casa
pintada de
sutilidad color hueso,
carmín el techo,
la observamos a diario
mientras
imaginábamos por la luz encendida,
que tomarías la merienda,
cepillarías tus
dientes
con la televisión
prendida de fondo,
asomándote al
espejo
a mirarte la boca
llena de espuma.
A la hora del
desayuno
corridas las
cortinas leías el periódico,
resuelto el acróstico.
Y ahora que está
todo espeso de bosque,
de ruidos
impenetrables a la mirada,
lamento no haber
tenido el valor
de alejarme de la
ventana,
llamar a tu puerta
y con una sonrisa,
derribar las
murallas de lo desconocido.
Pero esperamos a
que tú por error
derribaras la casa
entera,
pensando que así
franqueabas la soledad
de la indiferencia,
estabas sintiéndote
sola.
No te das cuenta
que mi ventana llora
en cada crepúsculo,
la pobre al irte se
quedó sin casa.
Beatriz Osornio Morales, Junio 1 2012. Imagen de la red.