Esta noche algún viento
juega, a que ingrávido lleva
y trae
momentos diáfanos,
intangibles
esbozos de la vida.
En un remanso
Tropieza contra la corriente
de garabatos humanos,
entonces juega a la gallinita ciega,
se venda los ojos,
trastabilla
enredando cabelleras de mujer
y ramas de árbol.
El mundo es más claro
por los elevadizos balcones
del sueño,
en una ciudad secreta
de ventisca y nubes blancas.
El río aéreo parece que
se detiene en sí mismo.
Y es la imparable vida
como el sol, una brasa
que se abraza de su centro,
el fuego
del aire
fluye,
le crecen
llamas al viento,
que va sembrando
luminarias en las hojas,
y cimientes de ensueño.
Texto e imagen de Beatriz Osornio Morales, Hampton,
VA.2012