Con seguridad
hay un poco de mar en
el cielo,
un viento se hunde
en las profundidades
del océano,
y hay peces por encima
nuestro.
Nos acoge el espacio
invertido del mundo,
como cuando se hurga
la humanidad
por todas partes, para
encontrar sólo vestigios
de una flor.
En aquella caverna de
leones marinos
donde viven las nubes,
inclementes olas
rompen mis manos,
como rayos se le
prenden gotas al cielo.
Juraría que estábamos
juntos
tú, el cielo y el mar,
cuando una flor nos
abrió
su escondite de
moluscos.
Beatriz Osornio
Morales